martes, 4 de mayo de 2010

Panfilo y los peces de pico en Cuba.

“Pánfilo y los peces de Pico en Cuba”.

El 28 de Junio de 1891 aparece en la literatura Cubana un cuento sobre la pesca de Aguja en Casablanca, escrito por Ramón Mesa y Suárez Inclán (1861-1911), con él titulo “El Pescador” y del cual citamos los fragmentos siguientes:
“(...) Su pesca supone buena ganancia por su carne abundante y solicitada; pero es de lo más arriesgada y penosa. El Animal de gran corpulencia, pues es común que alcance dos o tres metros de largo y doscientas o trescientas libras de peso, -no bien siente la herida del anzuelo emprende azorado un rápido nadar a gran prefundida y en todas direcciones, llevando la barquilla del pescador en carrera vertiginosa sobre las olas. El hombre ha de emplear toda su práctica y destreza en aquella lucha, en que le toca la más débil parte por hallarse fuera de su entorno. Un descuido o la poca maña expone a la zozobra la barquilla; hay que arriar cordel y no cogerlo solo en breves y precisos instantes; la aguja no comienza a dar muestra de debilidad sino al cabo de largas horas, a veces 6 y 8, que es cuando se consigue fatigarla.
“(...) Antes de colocar la presa en la barca, el pescador procura matarla, hiriéndola con un arpón, y entonces se entabla a menudo en medio de las sombras de la noche, una lucha tensa, a brazo partido, en que no es raro que el hombre sea lanzado al agua con el pecho atravesado por la temible aguja del pez.
El coraje y la tenacidad de estos pescadores cubanos estimuló a varios escritores. En este siglo, se destaca entre otros Enrique Serpa (1899-1968) con los cuentos “La Aguja” y “Aletas de Tiburón”, pero la obra más completa que se ha escrito sobre los pescadores de aguja de La Habana es, sin lugar a dudas, “el Viejo y el Mar” de Ernest Hemingway (1899-1961) la cual movió a la academia Sueca a concederle el Premio Novel en 1954. En dicha novela se narra la lucha de un viejo pescador de Cojímar (Santiago) contra una gigantesca Aguja, la cual se convertiría en una alegoría de la lucha entre el hombre y la naturaleza.
Durante la primera mitad del presente siglo, el Estado Cubano concedió poca atención a la pesca. Ello se refleja, además, en los pocos artículos publicados en la Revista de Agricultura y un Catálogo de peces escrito por Palma. En éste aparecen fotos de la pesca Deportiva de la “Aguja”, “Casteros”, “Petos” y Atunes en la Habana, introducida al parecer por los norteamericanos en las primeras décadas del siglo. Contrastan en dichas fotos las embarcaciones empleadas por los humildes marinos, pescadores del golfo, donde a diario arriesgaban sus vidas.
La década del cincuenta resultó de relativa importancia para la organización de la actividad pesquera en Cuba, aunque Socialmente fue nula.
Ello podría estar dado por varios factores socioeconómicos: primero el de ganar simpatía entre los pescadores, con fines electorales, ya que sí bien éstos no constituían un grupo social fuerte ni estaban organizados, -en numero era una cantidad importante. Se estimaba que en 1957 existían ya unos 12 930 pescadores, de los cuales dependían unas 137 580 personas, lo cual equivale a cerca de un 5% de la población rural según el censo de 1953. Por otra parte, la pesca había cobrado un mayor peso económico relativo. Se estima que el valor de la producción pesquera en 1952 fue de alrededor de 7.6 millones de pesos y en 1957 se exportaron cerca de 3 045 TM de aguja. Estos factores, unidos probablemente al interés personal de dar mayor peso jerárquico al aparato burocrático, contribuyeron a que en 1955 se creara el Instituto Nacional de la Pesca y que en octubre de 1956 comenzara a editarse la revista Mar y Pesca, que desempeño una labor divulgativa sobre las tareas de los hombres de mar.
Ya en 1952 se emplean en cuba palangres artesanales para la captura de peces de pico los cuales se calaban de 3 o 4 anzuelos. Se conocían bien las arribazones de peces de pico, que eran bien aprovechadas por los pescadores. Para esa época existían 9 localidades fundamentales en la Habana: Santa Fe, Jaimnitas, Río Almendares, La habana, Cojimar, Bacuranao, Guanabo, Boca de Jaruco, y Santa Cruz del Norte. Además se realizaban Pesquerías similares en Cabañas, Mariel, Bahía Honda, Morrillo y La Mulata.
Los precios que se pagaban por estas especies eran altos en relación con otros ($ 0.25 / libras), siendo superados solamente por el pargo colorado y el camarón ($ 0.32/ libras), El Resto de las Especies se les pagaba a los pescadores a menos de 0.19/ libras.
En otras Localidades del país, como manatí, Puerto Padre y Jíbara, se señala que ya en 1952 se pescaba la “Aguja Prieta” en el invierno y la “Aguja Blanca” en el verano. En otras zonas de la costa norte y del sur -estas especies eran observadas pero no se pescaban.
En el Anuario Estadístico de Cuba, publicado en 1958 por el Ministerio de Hacienda, se incluyen capturas solamente de 21 delegaciones del INP para 1956 y de 31 para 1957, por lo cual estas estadísticas están incompletas y son poco confiables, según reconocen los propios Autores de la Obra.
En octubre de 1958 realizo su primer viaje exploratorio en aguas cubanas el palangrero Japonés “Sumiyoshi Maru”, que fue contratado para adiestrar pescadores cubanos en el uso del palangre largo. Sus resultados evidenciaron el éxito de estas pesquerías, más sino fue asta años -más tarde en que se comenzó a explotar establemente la zona, con este Arte.
En 1964 se crea, la empresa “Costa norte”, que agrupo las 7 unidades palangreros de la costa norte de la habana: Boca de Jaruco, Guanabo, Cojímar, Río Almendares, Jaimanitas, Mariel y Cabañas. La pesca con palangre de corto radio de acción también se extendió a otras localidades como Puerto Escondido –donde ya existía una fuerte tradición pesquera-, así como en varias provincias Orientales como Pilón, Cabo Cruz y Santiago de Cuba. En 1977 la empresa “Costa Norte” se unió a la “Flota del Golfo”, permaneciendo solamente tres establecimientos en la misma: Cabañas, Jaimanitas, y Boca de Jaruco, auque después se incluiría, Cojímar. Las capturas de peces de pico al norte de la habana aumentaron hasta un máximo registrado en 1975 de cerca de 750 TM, a partir de las cuales comenzaron a decaer. ¿Que ha sucedido con estas pesquerías?
Podría afirmarse, sin ánimo alarmista, que el recurso pesquero de los países en desarrollo está ecológicamente en crisis. Y, lógicamente, esta critica situación amenaza la supervivencia de miles de familias de pescadores y la nutrición de millones de personas no solamente de allí, sino también del mundo desarrollado.
Las Causas de estas crisis son múltiple y afectan mayormente a la pesca Rivera, o sea, aquella practicada por pescadores artesanales utilizando embarcaciones y implementos simples. En contraposición a la pesca industrial, que sé práctica con embarcaciones y equipos tecnológicamente avanzado, ocupando escasa mano de obra, la pesca artesanal, al contrario, requiere de muchos brazos y opera con tecnología elemental. Otra diferencia de gran importancia estriba en los efectos ecológicos, pues mientras la pesca industrial es potencialmente destructiva del recurso la artesanal no altera el ambiente ni amenaza la supervivencia de poblaciones ícticas sanas.
Los Problemas de la pesca artesanal en cuba son similares a los que experimentan, por ejemplo, los pescadores del Sudeste Asiático. En el ambiente marino, la pesca comercial de arrastre en la plataforma continental no solamente quita de la boca del pescador artesanal el sustento diario de su familia, sino que artera la ecología y -merma la productividad-, al destruir arias del fondo que sirven como sitio de reproducción y zonas de alimentación para peces, crustáceos y moluscos durante la primeras etapas de su desarrollo. -con la agravante, de que las empresas les interesa únicamente explotar langosta, camarones, Jaibas, y pescado fino, desperdiciando en ocasiones la porción de captura que no es exportable o vendible internamente a precio elevado...

Para no continuar -con la cadena de prisioneros del Saco Jurídico-la peligrosidad social PRE-delictiva de la que son victimas, marinos pescadores del Golfo o “Museo de la memoria” y citando el caso del Señor Pánfilo es preciso por parte del Gobierno de los Estados Unidos -una condición preferencial, -con él Autorizo a realizar “la pesca no comercial” en las aguas del Litoral marítimo del Estado de la florida.,
-con el fin de que estas personas “Emblemáticas” -puedan alimentar a sus familias y al Ultramarino pueblo de Regla, el cual se encuentra bajo un deterioro de su “cultura pesquera”, a consecuencia del carácter centralizado de que es objeto, por la administración del País. Que llevo a la otrora Industria Pesquera a su cierre total.,

Quedando sin empleo personas Emblemáticas, que hoy conviven en prisión, al no adaptarse a vivir sin “memoria”.

Hay en el Polo Sur un monumento erigido en memoria del expedicionario Ingles Scott. En ese monumento se ha esculpido un verso de Lord Tennyson, que reza así: “¡Luchar y Buscar, encontrar y no rendirse!” -la justicia.

“Al ciudadano le corresponde la función de evitar que el gobierno caiga en el error”-Robert H. Jackson, Juez Adjunto de la corte Suprema de los EE.UU. American Communications Association vs. Douds, 1950.

“Compartimos la esperanza de que dentro de medio siglo, cuando nuestros hijos y nietos miren hacia atrás a los esfuerzos de nuestros tiempos, digan que hemos actuado con decisión, que hemos combinado la compasión con la determinación, -que amamos la justicia-, que pasamos la prueba de la libertad y que les legamos un hemisferio rico en logros, y unido en la construcción de un futuro”—Madeleine Albright, Secretaria de Estado de los Estados Unidos.

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